lunes, 4 de mayo de 2020

REFLEXIÓN
En el sistema de educación en México, existen muchas  deficiencias en cuanto a los modos y maneras en que se ha propuesto la enseñanza del lenguaje oral y escrito, ya que los programas no cumplen con los propósitos que se persiguen en la escuela al leer y escribir, ya que son diferentes de los que orientan a la lectura y a la escritura.
Uno de los problemas que se deben superar dentro del aula de clases por el profesor es alimentar la mala práctica de permitir que los niños entiendan a la escritura como un simple requisito para saber escribir y a la lectura como un mecanismo únicamente para saber leer, ya que van más allá de eso pues implica aspectos importantes en la formación de los alumnos que son indispensables entiendan comprendan y aprendan.
Una labor imprescindible que requiere realizar el profesor es lograr que en la escritura del aula, se retome la importancia y el valor que representa para constituirse en objeto de enseñanza lo cual le servirá al alumno en todo su trayecto académico, pues este tiene relación intrínseca con todos y cada uno de los campos de formación que el alumno requiere cursar para lograr las competencias necesarias en cada nivel educativo, además de no sólo tener  conocimiento sobre los temas impartidos sino que el alumno cuente con lo más importante, la capacidad de aprender a aprender y sea capaz de utilizar esos conocimientos en ámbitos distintos como el académico, social, familiar, cultural etc.
Lo ideal sería que el profesor guiará al alumno a lograr que conozca y reconozca obras de autores, seleccione textos de su interés, reflexionar lo que se lee, relacionarlo con aspectos de la realidad, encontrar su utilidad, encontrar su utilidad, tener la capacidad de opinar, ser crítico, argumentar, recomendar, formar posturas propias y ser productores de la lengua escrita.
Dicho de lo anterior es menester mencionar que se vuelve una tarea complicada ya que el profesor tiene que alinearse al “orden” en que están planteados los contenidos y no conforme con ello, se ve en la obligación de ser partícipe del sistema escolar, en el cual la fragmentación de los contenidos en tiempos demasiado cortos se ha convertido en el modo habitual de trabajo para el docente, orillándolo a impartir los contenidos en pedacitos de tiempo lo cual lleva a trabajarlos de manera aislada en función de los considerado “fácil y difícil”, por lo que prácticamente se destruye la lengua para ser enseñada.
En cuanto al lenguaje oral es imprescindible que el alumno tome el gusto por la lectura y ponga en práctica lo necesario para alcanzar lo fines, ya que de ello dependerá en gran medida lo que el alumno pueda transmitir y expresar, por ejemplo a modo de disertación, discurso, presentación de un tema o plática con el propósito de transmitir un mensaje. Lo posible se da al diseñar proyectos inspirados en la práctica social.


REFERENCIAS
Lerner, D. (2001). Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. México. FCE.
Ferreiro, E. (1999). Cultura escrita y educación. México. FCE.
Vídeo: Leer y escribir en la escuela de la serie “Circulando por la BAM”.

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